top of page
LOS 3 PRINCIPIOS DE HAPKIDO

Yu (유, 流) Fluidez - Representa la capacidad de superar obstáculos con flexibilidad y adaptabilidad. En la cultura coreana, el agua simboliza la virtud de ajustarse a las circunstancias. No resiste a los obstáculos; los rodea o fluye entre ellos, manteniendo su esencia. Su fuerza radica en la ausencia de rigidez: al tomar la forma del recipiente que la contiene o escaparse entre los dedos, el agua demuestra poder y persistencia.
La filosofía de "agua blanda sobre piedra dura, tanto golpea hasta que la perfora" refleja su naturaleza implacable y adaptable. En el Hapkido, este principio guía tanto el combate físico como la actitud mental. Al igual que el agua se adapta sin perder su esencia, el practicante debe actuar con flexibilidad frente a los desafíos, ajustándose a las situaciones y superándolas con resiliencia y fluidez.

Won (원, 圓) Circularidad - En el Hapkido, la circularidad es fundamental. La fuerza centrípeta y centrífuga de los movimientos circulares se utiliza para crear técnicas eficaces de autodefensa. Al emplear movimientos circulares, el practicante puede redirigir la fuerza del adversario contra él, permitiendo que las acciones ofensivas y defensivas ocurran simultáneamente. Cuanto más intensa sea la fuerza del atacante, más poderosa será la defensa o el contraataque.
El círculo simboliza el universo y su energía ilimitada. En el Hapkido, representa la comprensión profunda del arte, que incluye no solo ataques lineales, sino también movimientos circulares y defensivos. El círculo nos recuerda que no existen límites para nuestra práctica. Solo a través de un entrenamiento continuo y paciencia podemos avanzar, superar obstáculos y perfeccionar nuestras habilidades.

Hwa (화, 和) Armonía - En el Hapkido, la armonía es la esencia del entrenamiento. El principio de no resistencia enseña a sentir, absorber y transformar la fuerza del oponente, en lugar de enfrentarlo directamente. La práctica requiere la integración simultánea de mente, cuerpo y espíritu, con la armonía como elemento central. Adquirir armonía interior es el primer paso. La respiración desempeña un papel crucial en este proceso, ayudando al practicante a equilibrar sus emociones y alcanzar claridad.
Una vez armonizado consigo mismo, es posible alinearse con el entorno, el oponente y la técnica. El objetivo final es combinar la armonía desarrollada internamente con la situación y el adversario, creando una conexión que trasciende el enfrentamiento físico. El practicante debe buscar el dominio emocional, la disciplina frente a los desafíos y la integración de ideas en momentos difíciles. Ser uno con el universo es el propósito mayor de este viaje.
bottom of page